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Discurso de la Presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla Miranda, en el Debate General de la sexagésimo sexta sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas

Jueves, 22 Septiembre 2011
Presenter: 
Sra. Laura Chinchilla, Presidenta de Costa Rica
Ubicación: 
Nueva York

Señor Presidente, Señoras y señores Jefes de Estado; Delegados e invitados. Amigos todos: Me complace comenzar este discurso con una calurosa felicitación al Secretario General, Ban Ki-Moon, por su reelección al cargo que ha ejercido con tanta eficacia y probidad. Sus aportes a la Organización, a la comunidad internacional y al sistema multilateral durante estos primeros cinco años han sido notorios. Sabemos que se multiplicarán durante los que siguen. Felicito también al Presidente del sexagésimo sexto período de sesiones de la Asamblea General, embajador Nassir Abdulaziz Al-Nasser. Su experiencia, habilidad y entrega constituyen garantías de buen trabajo. A ambos deseo lo mejor en el ejercicio de sus trascendentales funciones. Como siempre, tendrán pleno respaldo de Costa Rica en sus afanes en pro de la paz, la seguridad, la democracia, el desarme, los derechos humanos, la vigencia del Estado de derecho, el desarrollo sostenible, la mediación y la solución pacífica de conflictos. Me complace, también, dar la bienvenida a Sudán del Sur como nuevo miembro de la Organización. Auguro a su pueblo un futuro próspero, pacífico y seguro. El surgimiento de este nuevo Estado testimonia, precisamente, los logros que pueden alcanzarse, incluso en un contexto de violencia endémica, gracias a las negociaciones y a la mediación internacional. Los estimulantes, intensos y aún inciertos movimientos de cambio político y social que se han extendido por el norte de África y el Medio Oriente durante este año testimonian, por su parte, la fuerza universal de la democracia como aspiración, de la expresión libre como acicate y del respeto a la dignidad humana como exigencia impostergable. Nuestra admiración hacia esos pueblos es tan grande como la esperanza de que logren forjar, en paz, sistemas políticos y sociales tolerantes, libres, dinámicos, respetuosos de sus habitantes y abiertos hacia sus vecinos. También abrigamos la esperanza de que el conflicto israelí-palestino llegue pronto a su fin con dos estados soberanos y democráticos en pacífica convivencia. Señor Presidente: Desde lo más profundo de sus raíces colectivas, Costa Rica se identifica plenamente con la democracia, la paz y los derechos humanos. Son valores que compartimos con la inmensa mayoría de los centroamericanos. Su irrespeto, combinado con la exclusión social, las aberraciones del militarismo y el eco mortífero de la Guerra Fría, sumió a gran parte de Centroamérica en intensos conflictos hace casi cuatro décadas. Tras decenas de miles de muertos, gracias al diálogo y la mediación, nuestra región superó las peores manifestaciones de violencia política. En esos agobiantes momentos, 3 Costa Rica contribuyó de forma determinante a forjar y hacer realidad los acuerdos de paz de Esquipulas, que abrieron el camino a la reconciliación. Desde entonces, el avance ha sido lento y errático. Como parte del proceso, hace 15 años, los países centroamericanos suscribimos el Tratado Marco de Seguridad Democrática. Pero el tiempo transcurrido desde entonces ha sido insuficiente para consolidar la “región de paz, libertad, democracia y desarrollo” que prometimos a nuestros pueblos. Peor aún, en la actualidad somos víctimas de una nueva y terrible agresión: la arremetida fría, funesta y feroz del crimen organizado transfronterizo. Con su acción, ha generado inseguridad, debilitado instituciones, corrompido funcionarios, impulsado la adicción, truncado la vida de miles de jóvenes, destruido familias y convertido en delincuentes a humildes jefas de hogar. Este flagelo ha erosionando el tejido básico de nuestra convivencia social y ha puesto en jaque la existencia misma del Estado de derecho en algunos países. Reitero hoy lo que dije durante la Conferencia Regional sobre Seguridad en Centroamérica, celebrada en Guatemala el 22 de junio recién pasado: nuestra región es víctima de una geopolítica perversa. Por estar ubicada entre los grandes centros de producción y el mayor mercado consumidor de drogas del mundo, nos hemos convertido en blanco de la dinámica de muerte que ambos generan, y debemos asumir exponenciales costos materiales, institucionales y humanos. Lo que para algunos de los principales actores en este conflicto son simples daños colaterales, para los centroamericanos implican desafíos extremos y desgarramientos profundos. De aquí nuestra gran frustración. De aquí nuestra exigencia a la comunidad internacional, en particular a los grandes consumidores de drogas y productores de armas que materializan la violencia, para que asuman plenamente, y sin más retraso, las responsabilidades que les corresponden. La conferencia sobre seguridad en Centroamérica, a la que asistimos todos los presidentes de la región, desde México hasta Colombia, marca una esperanzadora inflexión. Allí logramos coordinar estrategias. Allí coincidimos en que debe existir un abordaje integral de la violencia, que pase por el fortalecimiento institucional y del Estado de derecho, la prevención integral y el combate al delito. Logramos, además, que la comunidad internacional dirigiera sus ojos y algunas promesas hacia nosotros. Sin embargo, aún está por verse si las estrategias se transformarán en acciones eficaces, y si contaremos con suficiente apoyo de recursos externos para impulsarlas. Esos recursos no son una simple ayuda. Son una compensación moralmente ineludible y pragmáticamente indispensable para que podamos asumir, al menos en parte, la inversión necesaria para impulsar la paz, la estabilidad y la seguridad. El Secretario General de las Naciones Unidas ha insistido, con razón, en la necesidad de impulsar la diplomacia preventiva. Me sumo a ese llamado y, como Presidenta de Costa Rica y ciudadana de Centroamérica, insisto ante el mundo en que no esperemos más para actuar y evitar una mayor tragedia en nuestra región. Ya es tarde. Luego será trágico. 4 La diplomacia preventiva exige voluntad política. Nos aproximamos a otra coyuntura en la que esta será puesta a prueba. Me refiero a la próxima conferencia para alcanzar un Tratado sobre el Comercio de Armas, que Costa Rica ha impulsado activamente junto a otros Estados. Necesitamos que de ella surja un texto robusto, integral y exigente, capaz de controlar con eficacia los flujos de las máquinas de muerte que atizan todo tipo de conflictos. La diplomacia preventiva implica también, en su más profunda esencia, impulsar la democracia y los derechos humanos, y respetar el Estado de derecho como piedra angular de la seguridad y la convivencia internacional. Costa Rica lo sabe muy bien. Desde que, en 1949, abolimos el ejército, nuestras únicas líneas de defensa han sido las profundas convicciones civilistas de nuestro pueblo, la solidez de nuestras instituciones, y los instrumentos que ofrece el sistema multilateral. De esas defensas también depende la seguridad de otras 26 democracias desarmadas en el mundo. Merecemos ser escuchadas y atendidas. Señor Presidente: Hace poco menos de un año, nuestra confianza en el derecho internacional y los instrumentos e instituciones que le dan vida fue puesta a prueba. En octubre pasado, tropas y personal civil nicaragüense invadieron y ocuparon una parte del territorio nacional, en clara violación de nuestra soberanía, de los acuerdos limítrofes y del derecho internacional. Tras agotar las posibilidades de un arreglo bilateral digno, acudimos a distintos foros del sistema regional e internacional. El Gobierno de nuestro vecino desconoció varios de ellos. Finalmente, gracias a medidas de urgencia ordenadas por la Corte Internacional de Justicia, los contingentes nicaragüenses debieron abandonar nuestro suelo. Sin embargo, mientras esperamos el fallo definitivo de la Corte, Nicaragua, burlando sus órdenes, ha continuado las provocaciones y violaciones puntuales a las medidas provisionales; más aún, ha amenazado con otras acciones que podrían vulnerar nuestro territorio. Esperamos que no se produzcan. Pero, si así fuera, reactivaremos con energía nuestra acción ante los mecanismos del sistema internacional. Lo único que demandamos de esta Organización, y del sistema multilateral en general, es atención rápida y oportuna frente a posibles agresiones. La comunidad internacional no puede condicionar su acción preventiva a que se activen las armas de hermanos contra hermanos. Debe reaccionar no solo en función de la cantidad y magnitud de las detonaciones, sino de la gravedad y persistencia de las violaciones. De lo contrario, el mensaje para el mundo sería funesto. Implicaría que, para movilizar la diplomacia, la ruta más corta pasa por la sangre. Como país y como pueblo, rechazamos enfáticamente esta idea. Señor Presidente: Por nuestra convicción sobre la importancia del Estado de derecho, de los derechos humanos y del derecho humanitario, hace un año comuniqué a esta Asamblea nuestra aspiración de integrar el Consejo de Derechos Humanos. Hoy agradezco el generoso respaldo que ustedes nos brindaron para lograrlo. 5 Nos mantendremos fieles a las promesas formuladas entonces, y a las propuestas que impulsamos durante la revisión del Consejo en Ginebra y Nueva York. Los insto, en particular, a respaldar una iniciativa cuya hora ha llegado: la Declaración de las Naciones Unidas sobre educación y formación en materia de derechos humanos, que Costa Rica impulsa junto a un grupo de países afines. Tras su aprobación unánime por el Consejo, pronto será presentada a esta Asamblea General. Confiamos en tener similar apoyo. Cuando la educación, la persuasión y otros mecanismos preventivos no logran evitar las peores agresiones a la dignidad humana, la comunidad internacional se enfrenta a otros imperativos. Entre ellos está la protección de los civiles, resumida en la Responsabilidad de Proteger. Mi país la reconoce como principio y guía para la acción, sea preventiva o reactiva, a partir de decisiones legítimas y bien fundamentadas. Esperamos que este concepto, lo mismo que el de seguridad humana, se perfile con absoluta claridad en el seno de la Organización. La lucha por los derechos humanos reclama, además, llamar a cuentas y castigar a los responsables de crímenes contra la humanidad. La Corte Penal Internacional es, hoy, el principal mecanismo multilateral para cumplir con tal objetivo. Reitero nuestro apoyo a su misión, e insto a la ratificación del Tratado de Roma por parte de todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas. También insto a que todos los Estados Miembros seamos más activos y decididos en nuestros aportes para que las Naciones Unidas crezcan en eficacia, pertinencia y relevancia. De aquí la trascendencia de su proceso de reforma. Costa Rica ha acompañado y acompañará las iniciativas que impulsen los mejores cambios posibles. Entre otras cosas, seguiremos trabajando constructivamente por la mejora continua de los métodos de trabajo del Consejo de Seguridad, mediante el grupo Small Five, y por una composición más representativa del órgano, según los lineamientos de Unidos por el Consenso. Señor Presidente: Costa Rica es un país de ingreso medio. Gracias a su apego a la democracia, la paz y el buen Gobierno, al uso eficaz de la cooperación internacional, y a sus inversiones en salud y educación, ha logrado altos índices de desarrollo humano. Junto a otros Estados con características similares, ejemplificamos el éxito de la cooperación internacional como factor clave para alcanzar tales resultados. Sin embargo, aún tenemos grandes vulnerabilidades en cuanto a pobreza, distribución del ingreso, diferencias regionales, impacto de las crisis económicas y de los desastres naturales, entre otros. Hemos sido socios responsables, eficaces y éticos. Hemos avanzado en desarrollo, pero aún no hemos podido consolidarlo al punto de prescindir de la cooperación internacional. Aún requerimos de ella para enraizar plenamente nuestros logros. Esperamos el apoyo y comprensión de los países donantes y de la institucionalidad de las Naciones Unidas, en particular el PNUD. Nuestro éxito relativo no debe ser penalizado, sino estimulado. 6 Costa Rica ha apostado al desarrollo sostenible en lo ambiental y social. Hemos dado pasos importantes para sustentar nuestro crecimiento en energías limpias y en un modelo económico bajo en consumo de carbono. Nuestra meta es convertirnos en uno de los primeros países carbono neutral del planeta y trabajamos seriamente para lograrlo. En esta ruta, donde toda acción local tiene vinculaciones globales, vemos con esperanza la Cumbre sobre Cambio Climático que se celebrará en Durban a finales de este año, y la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible prevista para el siguiente en Río de Janeiro. Pero vemos también con preocupación el limitado avance logrado en las negociaciones previas. Señor Presidente: Concluyo estas palabras con una reiteración de nuestro profundo apego a los principios enunciados por la Carta de las Naciones Unidas. Me llena de satisfacción que celebráramos ayer el trigésimo aniversario del Día Internacional de la Paz, una iniciativa de mi país acogida con generoso consenso por los Estados Miembros. Y me complace aún más que su tema de este año sea “Paz y democracia: ¡haz que tu voz se oiga!”. Los dirigentes nacionales e internacionales debemos estar siempre atentos a las voces de nuestros pueblos. Debemos oírlas, respetarlas e incorporarlas a nuestras iniciativas. Es parte de nuestra responsabilidad democrática, base del buen gobierno, alimento para el cambio inteligente, y fundamento de legitimidad. Como Presidenta de Costa Rica, un pueblo discreto, generoso, solidario y libre, prometo no cejar en nuestros esfuerzos por lograr un país y un mundo mejores. Muchas gracias, Señor Presidente. 

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