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“Contribuciones de los Derechos Humanos y el Estado de Derecho a la Agenda de Desarrollo 2015”

Lunes, 09 Junio 2014
Presenter: 
Embajador Eduardo Ulibarri, Representate Permanente
Ubicación: 
Nueva York

Señor Presidente:

Costa Rica le agradece por haber organizado esta actividad de acto nivel, que nos ayudará a poner en el centro de nuestra discusión sobre el desarrollo uno de los elementos centrales para impulsarlo y, sobre todo, ponerlo al servicio delos seres humanos. Nos referimos al respeto y promoción de los derechos humanos y el Estado de derecho, los cuales, a la vez, descansan en el ejercicio de la gobernanza democrática y la participación política sin discriminaciones de ningún tipo.

Nos alineamos a los discursos pronunciados por Austria, en nombre del Grupo de amigos del Estado de Derecho y Chile, en nombre de la Red de Seguridad Humana, y, en nuestra capacidad nacional, realizamos los siguientes comentarios generales.

Al abordar este tema, vale la pena recordar la Declaración sobre el Derecho al Desarrollo de 1986, la cual afirmó que “la persona humana es el sujeto central del proceso de desarrollo y que toda política de desarrollo debe por ello considerar al ser humano como participante y beneficiario principal del desarrollo”.

Señor Presidente:

La democracia, el desarrollo y el respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales son conceptos interdependientes que se refuerzan mutuamente; además, están estrechamente vinculados al logro de la paz, la seguridad y la tolerancia.  Estos vínculos deben fortalecerse y promocionarse.

A mayor paz, estabilidad, solidez institucional, trasparencia, participación ciudadana y prácticas democráticas en una sociedad, mayores serán sus capacidades para tomar decisiones autónomas y ser dueña de su propio desarrollo. Por esto, consideramos que no existe fundamento alguno para argumentar que si reconocemos el lugar central que los derechos humanos y el Estado de ocupan en la dinámica del desarrollo, estimularemos las condicionalidades externas.

Consciente de estas interdependencias fundamentales, mi Gobierno ha abogado porque las dimensiones de derechos humanos, estado de derecho, gobernanza democracia y participación tengan una presencia robusta en el documento de trabajo del Grupo de Trabajo sobre los Objetivos del Desarrollo Sostenible. Para mi país es fundamental que este enfoque sea considerado integralmente en la Agenda de Desarrollo Post 2015, tanto desde el punto de vista sustantivo de los resultados que se buscan, como del proceso mediante el cual se pretende alcanzar esos resultados. Por esto hemos insistido en que, entre los ODS, exista un objetivo independiente que proyecte tal aspiración, que se traduzca en metas ambiciosas, y que, además, sus componentes permeen otros objetivos.

Nuestro marco de referencia debe estar constituido, entre otras fuentes, por la Carta de las Naciones Unidas, la Declaración Universal de Derechos Humanos, los distintos pactos y convenciones sobre derechos humanos, la Declaración del Milenio, la Declaración de la Cumbre Mundial de 2005, y el Documento Final de la Reunión de Alto Nivel de la Asamblea General sobre Estado de Derecho, de 2012. Igualmente, creemos indispensable que los mecanismos de monitoreo existentes, en particular para los tratados de Derechos Humanos, a través de los Comités u órganos de tratados, deberían incorporarse de alguna forma al marco de rendición de cuentas que se acuerde.

Si, como reconocimos con la Declaración del Derecho al Desarrollo, el ser humano debe ser el centro de ese proceso, tenemos un deber básico de partir reconociendo sus derechos. Se trata no son sólo de un imperativo ético, sino, también de un requerimiento práctico.

En este contexto, y a partir de su interacción e indivisibilidad, consideramos de particular importancia los derechos a la salud y a la educación; a la organización y participación política; a la justicia independiente e imparcial; al acceso a la información de interés público; a la no discriminación; a la propiedad, y a la libertad de expresión.

De acuerdo con nuestra experiencia, cuando existen poderes legislativos representativos y eficaces, normas legales justas y de aplicación general, tribunales independientes y legítimos, acceso equitativo a la justicia, tolerancia hacia la diversidad, pero intolerancia hacia la corrupción y la impunidad, el desarrollo se acelera y enraíza con mayor vigor y se  potencian las dimensiones sociales y culturales del desarrollo.

 

También debemos continuar nuestro trabajo por asegurar que las necesidades y aspiraciones de los grupos más vulnerables dentro de la sociedad, estén debidamente reflejados en la nueva Agenda, incluyendo los ODS.

Ninguna sociedad puede desarrollarse si sectores enteros de la población son excluidos de las políticas públicas y se enfrentan a barrearas legales, físicas, sociales, culturales o políticas. Es por ello necesario visibilizar los desafíos estructurales de la inequidad y la discriminación que afectan negativamente a esos grupos, incluido el acceso a los servicios públicos.

Por nuestra experiencia nacional y por la evidencia internacional, Costa Rica está convencida de que, en igualdad de condiciones sobre otros factores, los países donde se respetan, protegen y promueven los Derechos Humanos, y donde impera el Estado de derecho, generan mejores condiciones de vida para sus ciudadanos.

En su alcance doméstico, el estado de derecho y el respeto a los derechos humanos encuentran tierra  fértil en el marco de un orden político democrático. El alcance de la democracia debe entenderse más allá del ejercicio de elecciones libres y periódicas. Una verdadera democracia implica libertad de asociación, petición y expresión; seguridad jurídica; independencia de los poderes; rendición de cuentas y transparencia.

El estado de derecho, además, debe impulsarse en su dimensión internacional. Esto implica no solo el respeto a los instrumentos que estructuran el orden multilateral y abren la vía para la solución de controversias. Implica, también, respetar los compromisos asumidos por mutuo acuerdo entre las partes, y entre ellos está que los países desarrollados destinen, al menos, un 0,7% de su producto interno bruto a la asistencia oficial para el desarrollo.

Costa Rica espera que durante el intenso diálogo que sostendremos durante esta actividad de alto nivel y, más aún, en los procesos de toma de decisiones sobre la Agenda de Desarrollo Post 2015, todos estos aspectos sean considerados.

Muchas gracias, señor Presidente.