Excelentísimo señor Denzil Douglas, Primer Ministro de Saint Kitts and Nevis
Excelentísimo señor moderador
Señores panelistas, señores y señoras
Es para Costa Rica un gran honor copatrocinar este evento junto con la Comunidad del Caribe (CARICOM), El Ecuador, Nueva Zelanda, la Organización Panamericana de la Salud y “The NCD Alliance”, sobre un tema tan importante como los vínculos entre las enfermedades no transmisibles y la discapacidad, y que quizá no ha recibido aún suficiente atención.
Entre los eventos que llevan a la aparición de la discapacidad, los más importantes son las enfermedades no transmisibles y su relación con el envejecimiento de la población, seguidos por la discapacidad debida a causas hereditarias o condiciones propias del embarazo, la madre o el parto y, en menor grado, la relacionada con causas externas como accidentes y violencia.
Las enfermedades no transmisibles constituyen uno de los principales problemas de salud pública que enfrenta la humanidad, por su alta incidencia en las tasas de morbilidad, discapacidad y mortalidad.
El 80% de las muertes causadas por estas enfermedades, ocurren en países de ingresos bajos y medios, donde también son la principal causa de discapacidad prematura y contribuyen significativamente en el cálculo de pérdida de años de vida ajustados en función de la discapacidad.
Solo en las Américas, las enfermedades no transmisibles causan 3.9 millones de muertes cada año y unas 200 millones de personas padecen enfermedades no transmisibles que originan distintas formas de discapacidad, siendo las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, el cáncer y las enfermedades respiratorias crónicas las que más elevan las tasas de morbilidad.
Las enfermedades no transmisibles y sus consecuencias son en su mayoría evitables. Se estima que el 90% de las muertes producidas por las enfermedades crónicas y sus implicaciones puede ser evitado mediante la adopción de cambios estratégicos en los servicios de salud, enfocando estos más en la prevención. Implica ello el diseño de políticas, estrategias, programas y servicios dirigidos a promocionar la adopción de estilos de vida saludables, el saneamiento básico, el incremento de la calidad alimentaria y, en general, el mejoramiento de las condiciones de vida de la población en su conjunto y de esta forma, contribuir a la disminución de la reproducción de las condiciones sociales y culturales, que generan mayor incidencia de enfermedades crónicas.
Pero también es necesario tratar y atender a quienes las padecen, incluyendo los servicios de rehabilitación y los cuidados paliativos para quienes viven con ellas, tal y como señaló la Declaración política de la Reunión de Alto Nivel de la Asamblea General sobre la Prevención y el Control de las Enfermedades No Transmisibles del 2011.
Costa Rica, no escapa de este fenómeno, pues 8 de cada 10 costarricenses mueren a causa de enfermedades no transmisibles.
En el ámbito internacional, el país es signatario de la Declaración de Antigua Guatemala promulgada en el marco de la XXXIV Reunión Ordinaria del Consejo de Ministros de Salud de Centroamérica y República Dominicana, efectuada en junio de 2011; con el propósito de fortalecer la respuesta a la epidemia de estas enfermedades en la población de la región.
En el ámbito nacional, actualmente Costa Rica se aboca a la formulación de la “Estrategia Nacional y Plan de Acción para el Abordaje Integral de las Enfermedades Crónicas No Transmisibles y la Obesidad, para el periodo 2013-2021”; el cual es consistente con la Estrategia Mundial y Plan de Acción que para los mismos efectos formulara la Organización Mundial de la Salud. El objetivo general de la Estrategia costarricense y su Plan de Acción, consiste en: reducir la morbilidad, la mortalidad y la discapacidad, causadas por las enfermedades crónicas no transmisibles, mediante el abordaje integral de los factores protectores y de riesgo, al igual que sus determinantes, así como la cooperación y articulación multisectorial, cuyo conjunto permitirá a las poblaciones alcanzar mayor bienestar, calidad de vida y desarrollo socioeconómico.
Las líneas de acción de la Estrategia, se han diseñado en cuatro sentidos:
a) La creación de políticas y alianzas, dirigidas a posicionar el tema ante todos los actores y sectores sociales involucrados.
b) El fortalecimiento del Modelo de Atención Integral en Salud, que elevará la capacidad de respuesta ante esta epidemia.
c) Un innovador abordaje de los factores de riesgo modificables y biológicos como el sobrepeso y la obesidad, las hipercolesterolenia, la hiperglucemia y la hipertensión arterial, pero también de los factores de riesgo no modificables tales como: edad, sexo, raza y en general, los factores genéticos.
d) El perfeccionamiento de los mecanismos de vigilancia epidemiológica y de investigación y desarrollo tecnológico, que en su conjunto, permitirán realizar importantes mejoras en los servicios de salud.
La ejecución de una Estrategia Nacional con esta perspectiva, tendrá como consecuencia positiva, la consolidación y fortalecimiento de los esfuerzos realizados por el sistema de salud costarricense, volviéndolo más equitativo y accesible, e incrementando la calidad en la prestación de servicios para todos, lo que indudablemente contribuirá al mejoramiento de las condiciones de vida de la población y hará un aporte importante al cumplimiento de los derechos de las personas con discapacidad.
En esta tarea, debemos asegurarnos que las necesidades de las personas con discapacidad sean tomadas en cuenta. Las presentaciones que escucharemos a continuación sin duda nos ayudarán a todos en ese objetivo, con el intercambio de conocimientos y experiencias de cómo mejor lograr esa incorporación.
Muchas gracias,