Señor Presidente,
Permítame felicitarlo a usted y los demás distinguidos miembros del Bureau por su
elección para dirigir los trabajos de la Primera Comisión.
A la vez, agradecemos al Embajador Van Oosterom, Representante Permanente del
Reino de los Países Bajos y a su distinguido equipo, por el trabajo realizado durante el
anterior período de sesiones.
Costa Rica se adhiere a la intervención del distinguido representante de República
Dominicana en nombre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños,
CELAC.
Señor Presidente,
Al realizar un recuento en el último año sobre los más importantes logros y retos que
enfrenta la comunidad internacional en materia de desarme nuclear, no proliferación y
control de armamentos, el balance resulta complejo: entre satisfactorio y lleno de
contrastes.
Por un lado, el próximo diciembre se cumplirán dos años de la entrada en vigor del
Tratado sobre el Comercio de Armas, y a finales de agosto, celebramos en Ginebra
Suiza, su Segunda Conferencia de Estados Parte. Conferencia en la cual acordamos
importantes decisiones, en cuanto al funcionamiento y consolidación de la Secretaría
para la efectiva implementación del Tratado, sus órganos subsidiarios, entre otras; mas
debemos avanzar hacia una discusión sustantiva, en particular la relativa al examen de
las transferencias de armas que violan el objetivo del Tratado.
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El objetivo del Tratado es salvar vidas. Como uno de sus coautores, Costa Rica apostó
por el ATT para fortalecer la protección de los derechos humanos y la salvaguardia del
derecho internacional humanitario.
A pesar de que contamos con el primer instrumento internacional que establece
obligaciones jurídicamente vinculantes para los Estados, a fin de garantizar controles
responsables y eficaces para las transferencias internacionales de armas
convencionales, sus municiones, piezas y componentes, la situación en varias regiones
del mundo dista mucho de ser la que esperábamos con su entrada en vigor.
Observamos todavía muchos y muy serios actos que violan el objetivo del Tratado
sobre el Comercio de Armas; violaciones que lamentablemente experimenta en carne
propia la población civil en Medio Oriente y África.
En nuestra propia subregión vivimos la dolorosa realidad de sociedades afectadas por
la violencia armada y vulnerables ante el tráfico ilícito de este tipo de armas,
especialmente las pequeñas y ligeras y sus municiones.
Estas transferencias irresponsables deben detenerse y deben detenerse ya. Las
prohibiciones expresas del Tratado no son sugerencias. Son obligaciones. Ante lo
cual, Costa Rica seguirá exhortando a los principales Estados Parte exportadores e
importadores de armas convencionales a no ignorarlas; y aquellos que aun no han
firmado y ratificado el Tratado que lo hagan sin mayor dilación. En particular, a los
miembros permanentes del Consejo de Seguridad, quienes deben estar a la altura de
una responsabilidad mayor otorgada por la Carta de la ONU: el mantenimiento de la
paz y la seguridad internacionales.
Luego de haber contribuido en la pasada Conferencia de Estados Parte con la puesta
en marcha del andamiaje institucional del Tratado; debo expresar que nos sentimos
orgullosos de haber aportado a dicho proceso al ocupar una de las Vicepresidencias de
la Conferencia, y junto con Finlandia presentar una propuesta para debatir sobre la
implementación del Tratado.
Para quienes ya somos Estados Parte, el gran reto que tenemos por delante radica en
la implementación efectiva del Tratado, y debo también manifestar que el Estado
costarricense está haciendo su tarea.
Como un país sin ejército e importador modesto, Costa Rica está estableciendo las
estructuras, sistemas, procedimientos y capacidades necesarias para aplicarlo a
nuestra realidad nacional. Con particular atención e interés, dada nuestra ubicación
geográfica, a la observancia del Artículo 11 relativo al tema de la “desviación”.
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En este proceso de implementación nacional y fortalecimiento de capacidades de la
institucionalidad costarricense, destaco la crucial asistencia internacional de socios tan
valiosos como la Unión Europea mediante la Oficina Federal Alemana para Asuntos
Económicos y Control de Exportaciones (BAFA), y la de los representantes del Centro
Regional de las Naciones Unidas para la Paz, el Desarme y el Desarrollo en América
Latina y el Caribe (UNLIREC).
La cooperación, intercambio de conocimiento e información y la asistencia internacional
ocupa un papel muy importante en el fortalecimiento de este régimen.
En esa línea, Costa Rica con la asistencia de UNLIREC y el Centro de Ginebra para el
Control Democrático de las Fuerzas Armadas (DCAF), además realiza avances para la
gestión efectiva y transparente del uso de armas pequeñas y municiones en el sector
de la seguridad privada.
Aspiramos que al concluir en un año un proceso de certificación de buenas prácticas de
gestión operativa en la empresas de seguridad privada, el país contará con una mejor
regulación, control y rendición de cuentas, que también aportará a enfrentar el tráfico
ilícito de armas y la violencia armada.
Señor Presidente,
Costa Rica expresa su profunda consternación por la alta tasa de víctimas civiles en
hostilidades internas o internacionales. Aun con la alta sofisticación tecnológica de las
capacidades militares y de seguridad de los países no se ha logrado evitar que día a
día la población civil, continúe siendo la principal receptora del impacto de la violencia
directa derivada del uso de la fuerza.
Población civil que en el pasado fue víctima de daños colaterales, lo es hoy por
ataques directos de los combatientes y, en muchos casos, sus hogares, escuelas,
hospitales, bienes y producción, se han convertido deliberadamente en objetivos
militares. Con gran preocupación hoy somos testigo de ello en Siria y en otros países
del Medio Oriente y Asia.
Por esta razón, Costa Rica expresa su más enérgico repudio y condena por el uso de
armas explosivas en zonas pobladas y desplazamiento forzado. Hacemos un llamado a
los Estados a desarrollar normas más estrictas y compromisos para prohibir y restringir
su uso, no solo para poner fin a las atroces violaciones del derecho internacional
humanitario, sino porque reducir drásticamente el daño a los civiles, es fundamental
para reducir los incentivos de las poblaciones locales a tomar las armas y unirse a
causas extremistas.
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Costa Rica apoya toda inciativa en curso para que las partes en conflicto restrinjan el
uso en zonas pobladas de explosivos con efectos de amplio rango, y reconocemos que
tal uso es un problema humanitario que debe ser atendido con urgencia.
De igual manera, mi país condena todo uso de las municiones en racimo por cualquier
actor, pues estas acciones van en contra del espíritu, objeto y letra de la Convención
sobre Municiones en Racimo y solo intensifican el sufrimiento humano, y las
consecuencias humanitarias de los más vulnerables. Por ello, reiteramos la
importancia de que todos los Estados se adhieran a la Convención para completar la
implementación de sus obligaciones a más tardar en el año 2030, según los objetivos
que nos trazamos en el Plan de Acción de Dubronik.
También nos preocupa, señor Presidente, que las armas autónomas letales pueden
llevar a modificar la naturaleza de los conflictos armados. Su existencia aumentará el
riesgo de operaciones encubiertas y vulneraciones deliberadas del derecho
internacional humanitario, exacerbaría la asimetría de ciertos conflictos armados y
conduciría a la impunidad debido a la imposibilidad de atribuir la autoría de los ataques.
Las armas autónomas letales pueden poner en entredicho los equilibrios regionales, y
afectar los progresos generales alcanzados en la esfera del desarme y la no
proliferación. Somos del criterio que estas armas deberían prohibirse antes de que
lleguen a construirse, de la misma forma que se hizo con los láseres cegadores. Por
ello, creemos conveniente que la próxima Conferencia de Revisión estudie la
posibilidad de convocar una reunión de expertos gubernamentales que pueda
identificar elementos necesarios para elaborar una convención internacional.
Señor Presidente,
Las naciones más interesadas en establecer la proscripción de las armas nucleares,
son las que no las tenemos, porque estamos convencidos que la paz y la seguridad
internacionales no pueden estar sustentadas en las doctrinas de la disuasión nuclear,
la destrucción mutua asegurada.
Hoy más que nunca, esas políticas son claramente una amenaza sobre la Humanidad.
No debemos seguir dejando la tarea del desarme nuclear exclusivamente en manos de
los países poseedores de armas nucleares.
No son los Estados poseedores de armas nucleares los que han abogado por la total
abolición de éstas; por el contrario, ellos no han cumplido con sus obligaciones
internacionales al respecto. Somos nosotros, los Estados convencidos de que hay que
avanzar urgentemente hacia el desarme nuclear universal, junto con la sociedad civil
organizada, los que hemos abogado por la total abolición de las armas nucleares, la
implementación del artículo VI del Tratado sobre la No Proliferación de Armas
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Nucleares, y la universalización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos
Nucleares.
Con este objetivo, Costa Rica no ha desistido en promover iniciativas y presentó en
Ginebra, una propuesta para la prohibición de las armas nucleares en el marco del
Grupo de Trabajo de Composición Abierta de la Asamblea General para hacer avanzar
las negociaciones multilaterales en materia de desarme nuclear.
En esa línea, damos la bienvenida a las conclusiones y recomendaciones de las 3
sesiones del Grupo de Trabajo, con el mandato de desarrollar propuestas sustantivas a
fin de adoptar medidas legales concretas para mantener un mundo libre de armas
nucleares. Además, acogemos con beneplácito el informe adoptado en su última sesión
el pasado agosto, en el que se recomienda a la Asamblea General la convocatoria a
una conferencia en el 2017 para negociar un instrumento legalmente vinculante que
prohíba las armas nucleares. Estamos convencidos que esta es la opción más viable
para la acción inmediata. Un instrumento de esta naturaleza tendría un impacto real
político y legal en el debate sobre desarme nuclear.
Con esa aspiración, mi país hace un llamado con sentido de urgencia a la comunidad
internacional a emprender un camino sin retorno hacia la búsqueda de la prohibición,
con miras en la eliminación completa y verificable de las armas nucleares.
Señor Presidente,
Costa Rica pertenece a la primera zona libre de armas nucleares del mundo. Además
se encuentra situada en Centroamérica, que es una región libre de minas
antipersonales y de municiones en racimo. Y como país pequeño, democrático,
desarmado y civilista, utiliza el sistema multilateral y el derecho internacional como
únicos instrumentos de defensa.
Sabemos bien que la paz y la seguridad como “bien público global” se alcanza -en
parte- honrando la Carta de las Naciones Unidas, en especial, sus artículos 10 y 26,
cuyo cumplimiento Costa Rica ha abogado por décadas. Sin embargo, la paz y la
seguridad requieren más que el control de los armamentos, sino que también exigen
atender el cambio climático, reducir la inequidad y eliminar la pobreza. Esos son los
verdaderos enemigos de los Estados.
Tras la adopción de la Agenda de Desarrollo 2030 y el inicio de su implementación,
creemos que las principales herramientas para promover y afianzar la seguridad
nacional e internacional y alcanzar la meta 16, son el fortalecimiento y
perfeccionamiento de la democracia, y la promoción y respeto del Estado de Derecho.
Aunque somos una nación desmilitarizada, no desconocemos las legítimas
preocupaciones de seguridad y defensa que pueden albergar otros países, ni la
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necesidad para muchos de ellos de incurrir en gastos militares que resulten justificables
a la luz de criterios de proporcionalidad y razonabilidad. Lo que Costa Rica cuestiona
es el gasto militar excesivo, que se convierte en barrera para el desarrollo y motor para
el conflicto.
Por ello, Costa Rica continuará insistiendo en la necesidad de evolucionar de doctrinas
de seguridad añejas, basadas en paradigmas estrictamente militares, a aquellas que
descansan, esencialmente, en paradigmas de desarrollo sostenible y seguridad
humana.
Al finalizar esta alocución, quisiera enfatizar que nos corresponde a los Estados
Miembros sumar voluntades e iniciativas que echen a andar la maquinaria multilateral
del desarme, la no proliferación y el control de armas, así como aquellas iniciativas que
nos permitan responder a los desafíos que enfrenta la comunidad internacional y, en
especial, la población civil. Cuente, señor Presidente, con el compromiso de Costa
Rica para avanzar en esos objetivos.
Muchas gracias.